Más allá de lo académico: La aventura de un intercambio
Publicado: el 12 septiembre, 2024 por Daniel Reina / Konrad Lorenz
La experiencia
“Golpear no es entrar”, o eso decía mi mamá cuando quería impulsarme a intentar cosas nuevas, cosas que no sabía si lograría. Fue esa frase la que me empujó a tomar la decisión de irme de intercambio. Viajar al exterior o vivir solo es un gran reto, pero nunca se está lo suficientemente preparado, y este es un camino donde solo se aprende recorriéndolo.
Hace un año, estábamos alistándonos, empacando nuestras expectativas, miedos e ilusiones en la maleta, para embarcarnos en una aventura que hoy recordamos con nostalgia y alegría.
Llegar a un nuevo país nunca es fácil. Te das cuenta de que mucho de lo que eres se lo debes a tu país: tu forma de hablar y comunicarte, tus gustos, tus chistes, la manera en la que haces las cosas. Llegar a un nuevo entorno es como volver a aprenderlo todo, maravillarse por la cotidianidad, las palabras, la comida, las personas y las diferencias. Todos quieren enseñarte sobre su mundo y esperan ansiosos aprender del tuyo. Te sorprenderá lo rápido que se pueden crear lazos de amistad y lo duraderos que llegan a ser.
Tuvimos la maravillosa oportunidad de estudiar en Guadalajara, una ciudad acogedora con gente muy amable. Este tipo de experiencias no solo te enriquecen académicamente, sino que también transforman tu perspectiva de la vida. Te ayudan a descubrir nuevas habilidades, a crecer como persona y a construir una red de contactos que puede ser invaluable en tu futuro profesional. Además, nos permitió expandir las fronteras de nuestro mundo, llenándonos de seguir conociendo otros lugares, y lo ganado allí trasciende las aulas, te llevarás amigos, recuerdos y una nueva visión del mundo que te acompañará para siempre.
Estudiar matemáticas en México fue una experiencia enriquecedora, marcada por un enfoque académico que difiere del que estábamos acostumbradas en la Konrad. En México, las asignaturas se centran mucho más en la parte teórica de la ciencia que desafió y expandió nuestras habilidades de análisis y demostración. Esta diferencia diversificó el aprendizaje y fomentó interacciones valiosas con nuestros compañeros, permitiendo que cada uno aportara perspectivas complementarias a la hora de resolver las actividades de clase, lo que enriqueció nuestra formación integral. Poder convivir en un ambiente educativo con personas y costumbres diferentes te ayuda a reforzar tus habilidades de adaptación, además de conocer otras formas de concebir la academia.
¿Cómo se hace?
Nunca pensé que pudiera vivir algo así, pero para mi sorpresa, hay muchas más oportunidades de las que esperaba. El primer paso para realizar un intercambio es acercarse a la Cancillería de la U; ellos tienen conocimiento de las convocatorias y procesos. Para nosotras, la oportunidad estuvo en la Beca Alianza del Pacífico, donde estudiantes de todo el país se postulan. Esta beca cubre casi todo: tiquetes, una mensualidad y un seguro. Es una de las becas que no maneja directamente la universidad, es decir, el proceso te toca hacerlo a ti. Pero no te preocupes, hay muchos estudiantes pasando por lo mismo, y gracias al internet siempre se crea una comunidad alrededor de estas convocatorias. Esa comunidad nos acompañó y apoyó durante todo el proceso, compartiendo conocimientos sobre lugares de estancia, procesos administrativos, cambios de moneda y hasta lugares turísticos. No te preocupes, siempre hay compañía.
Lo más importante es que te animes a intentarlo, que te postules, que no desistas en el proceso, aunque sea largo, el ser persistente con los trámites administrativos y tener la vista puesta en tu destino hacen la diferencia entre una experiencia universitaria normal y una internacional. Recuerda: “Golpear no es entrar.” No se pierde nada y si puedes ganar una experiencia que recordarás el resto de tu vida, eso sí, alístate porque una vez empieces a viajar no vas a querer parar.