Las profesiones de hoy y la inteligencia artificial
En tiempos de la inteligencia artificial, las profesiones no se crean ni se destruyen, sólo se transforman
Aunque la inteligencia artificial (IA) es objeto de estudio desde hace más de medio siglo, el acelerado desarrollo de los últimos tiempos, evidente con la aparición de múltiples herramientas aplicadas a diversas áreas de conocimiento y la industria; ha desatado un conjunto de reacciones a favor y en contra de esta línea de desarrollo de la ciencia.
Así como algunos celebran la disponibilidad de herramientas que han potenciado sus actividades, otros se aterran de la aparente pérdida de control del rumbo de la humanidad, inclusive grandes referentes tecnológicos relacionados con organizaciones como Tesla y Apple, entre otros, han solicitado públicamente frenar el desarrollo de la Inteligencia Artificial temporalmente por el temor de “perder el control”.
Así mismo, hay sectores de la sociedad que se atreven a pronosticar el fin de muchas profesiones entre las cuales se encuentran: los abogados, los financieros, los administradores y hasta los maestros, los ingenieros de sistemas y los matemáticos. Pero ¿realmente es el fin de estas y otras profesiones? O ¿será la IA un hito que marque la evolución de cada una de ellas?
Quizás estamos viviendo el mismo fenómeno social que nuestros antepasados vivieron con la primera revolución industrial, en la que, por la aparición de las máquinas, oficios y actividades artesanales fueron pronosticadas a desaparecer como la agricultura y la fabricación de productos, pero con el tiempo se entendió su evolución y la necesidad de especializar el trabajo.
Y, hoy día, esas actividades se siguen realizando y son soportadas por trabajadores con distintos niveles de formación, con procesos y condiciones cada vez más sofisticados que aportan a la calidad de vida y cuya intervención de los seres humanos es imprescindible.
Actividades y profesiones tan importantes para la humanidad como la educación, en las que la presencia de la figura del maestro es indispensable, posiblemente sea enlistada como una de las profesiones a desaparecer.
No obstante, esto suele suceder cuando se confunde la capacitación con la formación, pues, aunque el desarrollo tecnológico ha permitido disponer de un gigantesco conjunto de contenidos y herramientas en todas las áreas del conocimiento, algunas basadas en IA; y se cuenta con rutas de certificaciones que permiten a una persona adquirir conocimientos y habilidades técnicas específicas que potencian su quehacer profesional, al final, esto no es más que capacitación.
No obstante, los procesos de formación son mucho más que eso, requieren desarrollar habilidades necesarias para resolver situaciones que no son algorítmicas, que requieren de procesos metacognitivos, de reflexión, de análisis, de entender el contexto social y humanístico, de justicia, de resolver situaciones nuevas y retos para los que la información del pasado no es suficiente para la toma de decisiones. Justamente, el análisis, el diseño y la implementación de estos procesos y el seguimiento de estos son tarea de un humano, son tarea de un maestro.
Así mismo, cada una de las profesiones y actividades actuales han de requerir la presencia de los humanos para, desde un nivel mayor de abstracción, tomen las decisiones estratégicas más acertadas y hagan uso de las herramientas de IA que sean pertinentes.
Esto traerá consigo nuevas necesidades de formación, el desarrollo de otras habilidades que permitan sacar provechos de las IA y, por supuesto, la definición de lineamientos, reglamentación y regulación que garanticen que el hombre siga siendo el centro del sistema.