El valor de perseverar en el estudio de las matemáticas

“Lo esencial es invisible a los ojos”

El Principito

 

Esta frase del bello libro El Principito, desde mi perspectiva como estudiante, refleja la naturaleza de las matemáticas, ya que desde lo más sencillo de nuestra vida cotidiana hasta la ciencia y la tecnología, las matemáticas están presentes, solo basta con profundizar en cualquier tema y se llegarán a ellas.

 

Así que estudiar matemáticas puede tener diversas razones, como bien lo dice Eduardo Sáenz: “Las matemáticas nos hacen más libres y menos manipulables”, por lo tanto puede incluir, por ejemplo, desarrollar un pensamiento formal, crítico y abstracto que nos permita identificar las falacias, que desvían la verdad, o para aquellos que tienen la vocación de docentes, las matemáticas son el medio para formar generaciones de ciudadanos, o para poder desarrollar una ciencia en particular, o tal vez por entender temas relevantes y actuales, como la analítica de datos.  Los motivos son tan amplios como las áreas mismas de las matemáticas.

 

En mi caso la decisión fue tomada por algo más banal, soy contador y he trabajado en el área financiera toda mi vida y siempre los problemas han estado ahí, por lo general los mismos sin importar el tipo de empresa o su actividad, por lo cual implica trabajar duro hasta altas horas de la noche, continuando los fines de semana y por lo tanto descuidando la familia y la vida personal, en fin, nada alentador.

 

Así que inicié este camino esperando obtener las herramientas que brindarían las matemáticas para que me permitieran mejorar la realidad laboral de muchos y de paso, aprender qué ofrecían estas al mundo empresarial. Mi panorama no era el más alentador, estaba próximo a cumplir 50 años, edad que para muchos el único camino que queda es esperar la pensión, había pasado mucho tiempo alejado de un salón de clase y tenía el temor de tener compañeros significativamente menores que yo.

 

Aunque inicialmente pensé que sabía lo que significaba estudiar matemáticas, con el paso de los semestres me fue claro que no era hacer ejercicios como en el bachillerato o lo que estudié en contaduría, era algo muy diferente, tal vez en quinto o sexto semestre tuve una idea más aproximada de qué trataba esto.  Y del mismo modo pasé de buscar cómo aplicar a mi vida laboral cada materia vista, a comprender que los conocimientos no se deben tomar de forma individual sino como un todo.

 

Además, con el paso de los semestres, la complejidad aumentaba vertiginosamente, el esfuerzo ya no era suficiente y no tardó en aparecer la frustración por no entender, la desesperanza y muchas veces, el deseo de abandonar; estos fueron el común denominador.  Pero acá es donde entra, según mi experiencia el valor agregado en la Konrad, los profesores.

 

Más allá de su vocación y pasión de enseñanza, y sus amplios conocimientos y poder de análisis que siempre he admirado, fueron varios de ellos los que me motivaron y ayudaron a seguir porque me hicieron comprender que estos sentimientos son normales incluso para personas muy capaces en esta área, y que perseverar en el estudio y la práctica es fundamental para superarlos porque el nivel de complejidad de las matemáticas es muy alto y en la medida que se profundice la dificultad se incrementa progresivamente.

Tener claro esto me ha motivado a continuar esforzándome y trabajando duro para alcanzar mis metas académicas. Y también ha sido un ejemplo y motivación mis compañeros, algunos recién salidos del colegio y otros ya profesionales, pero en todos he valorado algo que los caracteriza, la dedicación, disciplina y constancia por sacar adelante su carrera a pesar de lo desafiante que es.

 

Ahora, que estoy llegando al final del pregrado, valoro la oportunidad que tuve de estudiar en la Konrad, la calidad de la institución que la brindan sus profesores, el compromiso de sus directivos con el servicio y los diversos beneficios extras que tiene la universidad, como la movilidad de la cual he sido favorecido, que además de haber solucionado un cruce de horarios que me hubiera llevado a cursar un semestre más, me permitió conocer y ser parte de otra universidad, algo que me ha parecido muy interesante.  Así que la Konrad cuenta con ventajas diseñadas para el bienestar de los estudiantes.

 

Además de haber desarrollado y consolidado las herramientas que me impulsaron a hacer esta travesía, lo que no sólo me ha ayudado a mí, sino a muchos otros de mi entorno laboral y a la organización misma donde presto mis servicios, ha sido trabajar en convertir este sueño en empresa, gracias al apoyo del Seminario de Emprendimiento que dispone para sus estudiantes y egresados la institución. En este espacio, se cuenta con la asesoría y acompañamiento de un profesor y líder experto en el tema, que no solo a mí, sino a más de diez compañeros de diferentes facultades, nos orienta y asesora para llevar nuestras ideas de negocio a una realidad de servicio perdurable y estable, a nivel comercial, administrativo y financiero.

 

Termino citando nuevamente la frase del Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”, pero esto no significa que sea difícil descubrirlo, como los beneficios y ventajas que tiene la Konrad y el estudiar en ella, o el nivel de servicio que tiene la facultad para apoyar a los estudiantes o las ventajas profesionales de estudiar matemáticas que son incalculables, ya sea como carrera principal o como complemento a otras disciplinas, son una herramienta fundamental en la resolución de problemas y en la toma de decisiones en cualquier ámbito profesional, resultando claves para cualquier persona interesada en desarrollar su capacidad analítica y de razonamiento lógico.

 

 

Jesús Francisco Vanegas Chaves

Estudiante de Matemáticas – Noveno semestre.

 

Carácter Académico: Institución Universitaria. Personería Jurídica por Resolución 18537 del 4 de noviembre de 1981 del Ministerio de Educación Nacional. Institución de Educación Superior sujeta a inspección y vigilancia por el Ministerio de Educación Nacional (Art. 2.5.3.2.10.2, Decreto 1075 de 2015). Vigilada Mineducación.
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