La Ciclologística: Una alternativa Sostenible para las Operaciones de Útima Milla

En la actualidad, la mayoría de las ciudades alrededor del mundo adelantan grandes esfuerzos para responder a los retos de las operaciones de distribución de última milla derivados del crecimiento demográfico, los cambios en el comportamiento de los consumidores y el rápido crecimiento del comercio electrónico, así como a la necesidad de reducir las emisiones de carbono en las ciudades, principalmente asociadas al transporte de mercancías.

Además, más del 50% del total de la población mundial vive en áreas urbanas, y para el 2050, se estima que esta cifra llegará al 70%. En el caso de América Latina, el panorama es más preocupante, puesto que desde 2014, el 80% de la población en esta área reside en zonas urbanas y las proyecciones muestran que para el 2050 esta proporción alcance un 86%. Esta dinámica de crecimiento acelerado que están viviendo los centros urbanos trae consigo un incremento en la demanda de bienes y servicios requeridos para satisfacer las necesidades de sus habitantes y de las empresas que operan en los centros urbanos, generando un crecimiento de las operaciones de transporte dentro del perímetro de las ciudades. Por lo cual, las operaciones de distribución de última milla juegan un papel determinante en la competitividad y sostenibilidad de cualquier centro urbano.

A pesar de la importancia de las operaciones de distribución de última milla, aún se presentan ineficiencias grandes en el desarrollo de estas, llegando a representar hasta el 28% del coste total de la entrega (Ranieri et al., 2018). Adicional a los altos costos logísticos asociados con la distribución de última milla, este tipo de operaciones de transporte generan una gran variedad de externalidades para las ciudades, entre las cuales se encuentran la congestión y tráfico, la accidentalidad, la contaminación en términos de emisiones, polución y ruido (Cardenas et al., 2017). Por ejemplo, para el caso de Bogotá, los vehículos de transporte de carga son uno de los mayores contribuyentes a las emisiones, representando el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 40% del material particulado con diámetro aerodinámico menos a 2.5 micras (MP_2.5) (CLIMATE SMART CITIES CHALLENGE, 2021)

Teniendo en cuenta lo expuesto, tanto las entidades gubernamentales como las empresas están desarrollando y probando nuevas estrategias de transporte encaminadas a dar solución a estos complejos desafíos de la distribución de última milla. Es por esto que la ciclologística ha venido despertando gran interés tanto en la comunidad académica como en el ámbito empresarial, las bicicletas de carga electro asistidas han sido especialmente diseñadas para transportar cargas pesadas, ofreciendo una solución práctica para transportar mercancías de forma sostenible y a bajo coste. Este tipo de bicicletas están equipadas con un motor de asistencia eléctrica, lo cual permite recorrer distancias más largas, transportar cargas más pesadas y afrontar colinas más empinadas con relativa facilidad (Blazejewski et al., 2020). Los modelos de ciclologística brindan un alto grado de agilidad y flexibilidad en las operaciones de distribución de última milla, más aún en áreas con restricciones de tráfico o con altos niveles de congestión (Samar, 2017).

Debido a su gran potencial para afrontar los retos de las operaciones de última milla durante las últimas décadas, se han venido desarrollando una serie de pilotos para probar la viabilidad de las operaciones de última milla utilizando bicicletas de carga electro asistidas en diversas ciudades alrededor del mundo, principalmente en Europa y Estados Unidos en ciudades como: Nueva York, Londres, Berlín, entro otras. Logrando ahorros considerables en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, tiempos en ruta y costos de operación.

En el contexto nacional, la Secretaría Distrital de Movilidad de Bogotá, con el apoyo del Grupo Banco Mundial, LOGYCA y Despacio han venido trabajando desde 2020 en el desarrollo de la ciclologística en la ciudad, mediante un piloto llamado BiciCarga en el cual se contó con un modelo de consolidación y distribución colaborativa que involucra un conjunto de empresas que hacían uso de una plataforma colaborativa para distribuir sus mercancías partiendo de un único punto de acopio dentro de la ciudad, donde se recibían los pedidos para su posterior cargue y distribución en bicicletas/triciclos electro asistidas a su destino final. Los resultados del piloto evidencian una gran disminución en las emisiones de CO₂ derivadas de las operaciones de transporte, logrando un ahorro de 1.55 toneladas debido al uso de las bicicletas electro asistidas, así como una disminución del 30% del tiempo en ruta y un aumento del 33% de las entregas, por hora demostrando la viabilidad del uso de bicicletas en las operaciones de última milla en la ciudad.

Por: Dr. Óscar Fabián Velásquez Rodríguez

Docente del Programa de Ingeniería Industrial

Referencias: